Impotencia y ansiedad. Esas son las dos palabras que mejor definirían a la actuación del Real Madrid en el 'Clásico' del pasado sábado. A pesar de contar con una ligera ventaja en la clasificación y de adelantarse en el marcador cuando todavía no se llevaba un minuto de juego, los blancos borraron (o se las quitó el Barça con su juego) de un plumazo todas las buenas sensaciones que habían dejado en este tramo de la temporada.
Han tenido que pasar 49 días para que el juez de competición de la RFEF se pronunciara sobre los desagradables incidentes del partido de vuelta de la Supercopa de España celebrado en el Camp Nou. Como vemos, no sólo la justicia ordinaria va demasiado lenta sino que también va a esa velocidad la deportiva a pesar de tener mucho menos trabajo. Otro disparate más de la Federación.
Al señor José María Del Nido y a don Fernando Roig los caprichos del fútbol les han jugado una mala pasada. Tras aprovechar las goleadas en la primera jornada de Barça y Real Madrid para alentar su teoría de la "Liga de mierda", ambos dirigentes han visto como su tesis perdía fuerza ante los últimos resultados, algo que se puede agravar si el Real Betis gana este jueves al Zaragoza y se queda como líder en solitario con cuatro y cinco puntos de ventaja respecto a los dos 'grandes'.
Poco le ha durado al Real Madrid el protagonismo recabado con el 0-6 de Zaragoza. Apenas 24 horas después, el Barcelona respondió con otro puñetazo encima de la mesa endosándole un 5-0 al Villarreal que deja claro que esta Liga volverá a ser cosa de dos y que para esta temporada Guardiola tiene aún más alternativas en su plantilla.
Ha tenido que pasar más de un mes desde el famoso 'carrusel de clásicos' para escuchar la versión institucional del FC Barcelona sobre todos los incendios que se crearon a raíz de los cuatro partidos entre los dos 'grandes'. Rosell, un hombre de negocios al que eso de salir ante los medios no le va demasiado (al contrario que su antecesor), ha sido correcto en su declaración, aunque se ha echado de menos algo más de convencimiento, tal vez porque esta intervención viene propiciada por el famoso entorno y no de motu propio.
Con la temporada ya finiquitada, me ha parecido realmente curiosa la actitud tan diferente que han tenido los jugadores del Real Madrid y del Barcelona a la hora de pronunciarse sobre el 'carrusel' de clásicos. El morbo estaba puesto en la concentración de la selección española aunque al final, para alegría de Del Bosque y de muchos aficionados, la sangre no llegó al río.
"Ni nos drogamos, ni nos tiramos, ni compramos a los árbitros, sólo jugamos al fútbol". Con estas palabras Gerard Piqué arrancó una ovación ensordecedora de un Camp Nou lleno para celebrar la cuarta Copa de Europa del FC Barcelona. El '3' culé debía soñar desde hace tiempo con una escena similar: el título de reyes de Europa, un campo lleno, un micrófono en su mano... y el recuerdo al eterno rival para confirmarse (recuerden el episodio de la manita) como el azote del madridismo.
En la Ciudad Condal argumentarán que Piqué sólo lanzaba un dardo a todos esos miembros de los que ellos han catalogado como 'caverna mediática', ahora rebautizada como 'Central Lechera' (Guardiola dixit). No fue ninguno de estos compañeros de profesión los que salieron en rueda de prensa acusando al Barcelona de teatralizar en exceso y de contar a su favor con una actuación arbitral más que discutible. Ese mérito hay que achacárselo a José Mourinho y a algunos jugadores de la plantilla blanca, quienes por tanto deben sentirse aludidos con el mensajito de Piqué.
Permíteme que te contradiga Piqué, vosotros no "sólo jugáis al fútbol" también os quejáis de los árbitros de vez en cuando, fingis agresiones y hacéis gala de un sentimiento político que debería ser ajeno a cualquier deporte. Por episodios como estos sí debería preocuparse Del Bosque, porque una cosa es lo que pasa en el campo y otra bien distinta lo que pasa fuera, con la cabeza fría y los ánimos más templados. El Barça ha vuelto a demostrar que puede tener la patente de un fútbol de etiqueta pero que sigue sin curarse esa 'madriditis' que les lleva a tener presente al equipo blanco incluso en sus momentos álgidos.
En esta polarización cada vez más recurrente de los medios de comunicación deportivos en España, uno puede interpretar que Busquets es una hermanita de la caridad o que es el líder de cualquier banda de skin heads dependiendo de si lee la prensa afín al Barcelona o aquella que arrima el ascua a la sardina del Real Madrid.
Se acabó. El sueño de lograr la 'Décima' en Wembley pasó a mejor vida con un Madrid que dejó una imagen más digna que en el partido de ida. Al final, las dos caras de la moneda: por un lado, los jugadores del Barça manteando a Abidal, por el otro, los del Madrid 'rajando' de la actuación de De Bleeckere.
La rigurosa expulsión de Pepe y todos los incidentes del partido de ida de las semifinales de la Liga de Campeones dejaron en un segundo plano las diferencias entre el juego del Real Madrid y del Barça. Los dos goles de Messi dejaron a los culés con un pie en la final de Wembley, pero los blancos no quieren, o quizás no pueden, tirar la toalla. La historia, las exigencias sempiternas de victoria y el hecho de tener la Liga muy lejos hacen que Mourinho y los suyos se lo jueguen todo a una carta.
De punta en blancoes un blog escrito por Francisco Quirós Soriano (Ávila, 1982), responsable de la sección de Deportes del semanario 'Gente'. Esta bitácora pretende ser un punto de encuentro para para los seguidores del Real Madrid y del fútbol en general. Bienvenid@